Piedras en el riñón: por qué aparecen, qué tipos hay y cómo se eliminan
Cada 19 de junio se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Riñón, una fecha clave para generar conciencia sobre esta enfermedad oncológica que afecta a miles de personas en el mundo, pero también para visibilizar otros problemas renales frecuentes como los cálculos renales, que si bien no son malignos, pueden comprometer seriamente la función de estos órganos. Según la World Kidney Cancer Coalition, una organización internacional sin fines de lucro que agrupa a asociaciones de pacientes, médicos y defensores de la salud, el cáncer de riñón es el 14º tipo de cáncer más común a nivel mundial, con más de 400.000 nuevos casos diagnosticados cada año. En este contexto, los nefrólogos, especialistas en el tratamiento de las enfermedades del riñón, aprovechan este día para promover el cuidado preventivo y el diagnóstico temprano, tanto en casos oncológicos como en afecciones más comunes como las llamadas “piedras” en el riñón.
Por qué se producen las piedras
Los cálculos renales, conocidos popularmente como piedras en el riñón, son depósitos duros de minerales y sales que se forman en los riñones. Según la Clínica Mayo, su origen está relacionado con múltiples factores como una hidratación deficiente, una dieta rica en sodio y proteínas animales, predisposición genética e incluso ciertos medicamentos. El doctor Francisco Rodríguez, nefrólogo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, advierte que «una de las principales causas es la concentración excesiva de ciertas sustancias en la orina, como calcio, oxalato y ácido úrico». Existen varios tipos de piedras, y su composición puede variar. Las más frecuentes son:
- Cálculos de calcio: representan cerca del 80% de los casos, suelen estar compuestos de oxalato de calcio.
- Cálculos de ácido úrico: se desarrollan en ambientes urinarios más ácidos, asociados a dietas ricas en carnes rojas y mariscos.
- Cálculos de estruvita: relacionados con infecciones urinarias.
- Cálculos de cistina: menos comunes, aparecen en personas con trastornos hereditarios.

Principales síntomas
Según Clínica Mayo, la presencia de piedras renales puede ser asintomática hasta que se desplazan por el tracto urinario. En ese momento, los síntomas suelen ser muy intensos e incluyen:
- Dolor agudo en la espalda baja o en un costado (conocido como cólico nefrítico)
- Náuseas y vómitos
- Sangre en la orina (hematuria)
- Necesidad urgente de orinar o dolor al hacerlo
- Fiebre o escalofríos si hay infección
¿Cómo se expulsan las piedras?
La forma de expulsar los cálculos depende de su tamaño, ubicación y composición. Según la American Urological Association, una de las organizaciones médicas más reconocidas a nivel mundial en el campo de la urología, los cálculos de menos de 5 mm pueden eliminarse de forma natural en la mayoría de los casos, con una buena hidratación y medicación para el dolor. El proceso puede durar desde unos días hasta varias semanas. Cuando las piedras son más grandes, se requiere intervención médica. Las técnicas más utilizadas incluyen:
- Litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC): rompe las piedras en fragmentos más pequeños que se eliminan con la orina.
- Ureteroscopia: se introduce un endoscopio a través de la uretra para extraer o fragmentar el cálculo.
- Nefrolitotomía percutánea: se realiza una pequeña incisión en la espalda para retirar piedras grandes.
Prevención: la clave está en los hábitos
Prevenir la formación de cálculos es posible. Los especialistas recomiendan beber entre dos y tres litros de agua al día, reducir el consumo de sal y proteínas animales, incrementar el consumo de frutas y verduras, y mantener una dieta equilibrada. También se sugiere evitar el abuso de suplementos de calcio y consultar regularmente con un especialista si existe predisposición genética. Este Día Mundial del Cáncer de Riñón es, más allá de su enfoque oncológico, una oportunidad para educar sobre la salud renal en general. Porque cuidar los riñones no solo implica prevenir el cáncer, también significa adoptar hábitos que protejan a largo plazo a estos órganos esenciales para la vida.